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LA PILARINA

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LA PILARINA

Es costumbre en los hogares católicos el acostar y levantar el niño dios. Se hace entre el 25 de diciembre y el 2 de febrero, día en el que termina la navidad y en el que Jesús fue presentado en el templo de Jerusalén a los cuarenta días de su nacimiento. Es una fecha de mucha ternura y se entrelazan las emociones al evocar el nacimiento de Jesús, quien mostraría al hombre el camino del amor. Muchas personas se dedican en estos días a vestir los niños que serán levantados del nacimiento y los festejan con villancicos, ponche, galletas y otros antojos.

 

            Desde los años setenta del siglo XX, la señora Elma Utrera Vela, comenzó a vestir diversos niños dios que le llevaban algunas vecinas, pero en su trabajo no únicamente se reflejaba su habilidad, sino el amor y la ternura, la paciencia y el cariño hacia esas representaciones del que nació en el pesebre. Poco a poco la población se fue enterando de su trabajo y comenzaron a llevarle más y más niños que vestir. Ella le propone al cliente la vestimenta: Sagrado corazón de Jesús, Señor obispo Rafael Guízar y Valencia, , Niño doctor, Niño de la uvas, San Martín de Porres, Cristo Rey, Juan Diego, Santo niño de Atocha, en fin, la lista es interminable. La gente queda muy satisfecha con este trabajo revestido de amor, cariño, sensibilidad y ternura que emanan de sus manos y del alma. Doña Elma Utrera Vela, sabe que todo trabajo debe ir acompañado de hondos valores y virtudes de quien los desarrolla, pero en esta actividad es mucho más profunda la huella que se debe de dejar. Muchos niños de los que viste rebasan los cien años, los tienen familias de generación en generación. Otros poseen relatos e historias milagrosas, todo un misterio que involucra esta noble acción plena de sensibilidad.

 

            Hace más de cincuenta años que vistió el primer niño Dios, lo sigue haciendo a sus noventa años de edad, la clientela no deja de buscarla, mientras ella sonríe con ternura, sabe que las bendiciones divinas la acompañan en el diario vivir, toda una experiencia de amor al trabajo, logrando compartirlo con su familia, legándoles estas virtuosas acciones, toda una mujer de bien que abrió un camino con la voluntad y el anhelo de ser útil en la vida, formó una familia y aprendió a ganar el diario sustento.

 

            La Pilarina es un arduo camino cincelado de trabajo, sueños, voluntad y realización, pero, sobre todo, de amor a la vida; pues cada instante es una experiencia que dignifica la personalidad de la señora Elma Utrera Vela, la que sonó, pero también realizó un proyecto de vida. Su huella trascenderá en al alma popular del pueblo. Su esposo, el señor Luis Quevedo y sus hijas Patricia y Elmita, son parte de este noble trabajo de familia.

 

            Si usted, amable lector, tiene un niño dios que vestir, no lo dude más, en la segunda calle de José María Morelos en esta ciudad de Coatepec, Veracruz, la señora Elma Utrera lo recibirá con una bella sonrisa en los labios, le vestirá su niño y usted, quedará más que satisfecho.

rojascolorado@yahoo.com.mx