Especial

PANAMÁ Y EL SS ANCON…

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                Mi amigo Edgardo Rivero Laguna, médico egresado de la UAM Xochimilco, es originario de Puerto Obaldía, San Blas en la hermana república de Panamá, y desde hace algún tiempo, vecino de la hermana república de Coatepec, donde se desempeña como gerente de un prestigioso bar.
                En días pasados me ilustraba sobre la historia de su país, y repasaba algunos datos del gran Canal, obra titánica, que cumple el primer Centenario de su inauguración.
                Cuando México consolidaba su independencia e instauraba el primer imperio, Panamá decide separarse de España, uniéndose a la gran Colombia. Para los europeos que se dejaron seducir por el oro de California, el Istmo Panameño se convirtió en paso obligado; en 1880, el franyuti Fernando de Lesseps, el mismo que once años antes,  había construido el canal de Suez, le pone la plata al proyecto y decide iniciar los trabajos del gran canal de Panamá.
                Trece años de esfuerzo del francés y por falta de planeación, de conocimiento, de presupuesto y sobra de corrupción, la obra se convierte en fracaso total. La quiebra inminente de la empresa, provoca un escandalazo, para miles de incautos y codiciosos franceses que le depositaron sus ahorritos al tal Lesseps, y éste, en una acción legal, cae derechito al bote, y en pocos meses en una acción natural, cae derechito al hoyo.
                Con una maniobra política, Panamá en noviembre de 1903, se convierte en Soberana República, se independiza de Colombia, hecho  suficiente para que los inches gringos, y su presidente Don Teodorito Roosevelt, se lamieran los bigotes, y entraran con toda la fuerza y todo el billete verde al relevo de la construcción, aprovechando lo novato del País.
                Finalmente el ingenio vence a la Naturaleza, el canal ensalza su terminación, las esclusas para subir y bajar los barcos, funcionan perfectamente, el negocio está consolidado, la concesión está firmada, y el 15 de agosto de 1914, el vapor SS ANCON franquea muy ufano del Atlántico al Pacífico.
                Edgardo Rivero, después de esta charla, salió a despedirme muy atento, no sin antes cobrarme la cuenta y la de mi hermano, que satisfechos y bien botaneaos, nos dirigimos como el Ancón, también ufanos a nuestras respectivas casas, quedando que volveríamos como es costumbre, al siguiente sábado.
                Amigos: “En ingeniería no hay excesos, solo factores de seguridad”.
                Ánimo ingao….!!!!
                Con el respeto de siempre Julio Contreras Díaz.
            Hablando de borrachos, escuchen al panameño Rubén Blades.

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