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PARÁSITOS, la película

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CINERGIA

  Por: Pablo Contreras Sánchez

 

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE RESEÑA CONTIENE SPOILERS.

LA VERSIÓN SIN SPOILERS ES LA SIGUIENTE: CORRAN A VER ESTA PELÍCULA AHORA MISMO

Siempre que otro año fílmico llega a su fin, acostumbro buscar EL tema recurrente que estuvo presente en las películas a lo largo del mismo. Desde abrir nuestros ojos al mundo que nos rodea, a vivir en una sociedad fracturada, y pasando por el pesimismo post-apocalíptico, siempre hay algo que aprender sobre nosotros mismos cuando encontramos el tópico que capturó nuestro imaginario colectivo en los últimos doce meses.
Para lograrlo, basta con hurgar entre los éxitos taquilleros y con la crítica que definieron ese año. En 2019, filmes como ‘Guasón’, ‘Estafadoras de Wall Street’, ‘La lavandería’, ‘Entre navajas y secretos’ y la ganadora de la Palma de Oro en Cannes, ‘Parásitos’, hacen hincapié en el descontento de las clases sociales más bajas con el llamado ‘uno por ciento’ de los ricos y privilegiados. Si esta última, que además es el enfoque de esta reseña navideña, nos demuestra algo, es que dicho malestar es un asunto global.

 

El cineasta Bong Joon Ho ha establecido su dominio del séptimo arte con excelentes producciones tanto surcoreanas como norteamericanas, las cuales incluyen ‘El huésped’, ‘Memorias de un asesino’, ‘El expreso del miedo’ y ‘Okja’. Con ‘Parásitos’, el visionario regresa a su patria después de diez años para contar la historia de los Kim, una familia de clase baja que toma un interés peculiar en los adinerados y glamourosos Park, estableciéndose dentro de sus vidas a base de engaños, y descendiendo juntos por una madriguera de codicia y violencia. En sus ciento treinta y cuatro minutos de duración, ‘Parásitos’ explora múltiples géneros, tales como la comedia negra, el drama y el suspenso con tintes de terror, fluctúando además en su tono, desde ligero y cómico, a tenso, terrorífico, y francamente triste.
 
Esta comienza como una película de estafas, luego pasa a ser una claustrofóbica invasión doméstica, y para el tercer acto se vuelve una locura total. Es uno de esos casos raros en los que un filme parece estar intentando de todo y al final, simplemente funciona. Recientemente me enteré que el guion de ‘Parásitos’ involucró una muy extensa investigación de fondo por parte de Jin Won Han, el asistente de Bong Joon Ho; tan extensa, de hecho, que el primero acabó siendo acreditado como co-guionista a petición de Joon Ho.
 
Eso, además de funcionar como una linda historia que cautivará a los críticos y, sobre todo, votantes y jurados en la actual temporada de premios, actúa como testamento de cuánto trabajo se dedicó a escribir este libreto, el cual es tan inteligente como honesto emocionalmente, y viene cargado de subtexto social, político y, como diría el joven Ki-woo… ‘metafórico’.
 
La historia presenta un estudio con matices profundas de los integrantes de las clases sociales en Corea del Sur y el mundo, tratando a todos sus personajes como humanos, sin recurrir a caricaturizar o victimizarlos, además de poner a prueba la lealtad del público en más de una ocasión con sus acciones y motivos.

 

Este es un libreto con una naturaleza impredecible y ritmo casi perfecto, ya que, si he de ponerme quisquilloso y encontrarle un ‘pero’, es que la segunda mitad de su acto final puede llegar a alargarse demasiado, además que una subtrama romántica no pareció llevar a ninguna parte. Sin embargo, ambas observaciones son minucia, que bien podrían desaparecer cuando vea la película por segunda vez, y quedan inmediatamente redimidas en cuanto llega el verdadero clímax emocional de la misma; el tipo de desenlace que pone en perspectiva el resto del largometraje y deja al espectador con una poderosa última impresión.
 
A continuación, otro dato curioso sobre esta película: la inmensa y ostentosa casa de los Park, que es el lugar donde se desarrolla la mayor parte de la misma, fue construida desde cero. Esto lo supe de antemano, y mientras la veía, no podía levantar mi quijada del piso. ‘Parásitos’ no tiene falla alguna en cuanto a dirección y presentación; la fotografía y la dirección de arte, así como el diseño de producción, transpiran personalidad y propósito; el montaje es elegante; la banda sonora, excéntrica y teatral.
 
Es de admirar que cada aspecto de la cinematografía haya sido cuidado al mínimo detalle por Bong Joon Ho, quien casi de inmediato se convirtió en mi favorito para llevarse el oro por Mejor director en la próxima entrega de los Oscar. Y finalmente, en lo que respecta al reparto, la química, rango y empatía generada por, y entre todos ellos, son lo suficientemente fuertes como para derribar la barrera del idioma.
 
VEREDICTO: En un 2019 repleto de películas que nos pidieron ‘devorar a los ricos’, ‘Parásitos’ es la más entretenida, provocativa y operística de todas. Se trata de una tragicomedia que te hace creer que tratará de una cosa para acabar siendo sobre otra muy distinta, pero no así menos profunda y tópica, sino todo lo contrario.
Una meditación fascinante sobre la imprevisibilidad de la vida, y la importancia de simplemente dejarse llevar, fluyendo con ella como agua. No suelo dar puntajes perfectos a películas a no ser que me hayan afectado profundamente, y ‘Parásitos’ lo hizo en múltiples ocasiones, incluyendo, por supuesto, pero no limitado a su potente final.
Como cierto cineasta neoyorkino (del cual ya no hablamos hoy) dijo alguna vez: ‘si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes’.
CALIFICACIÓN: 5/5 estrellas
 

 

 

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