¿Partido o candidato?
DANIEL BADILLO
¿El próximo primero de julio, amable lector, usted votará por el partido o por el candidato? Es una pregunta pertinente tomando en cuenta que un gran porcentaje de la población decide su voto en función de la trayectoria, los antecedentes y la imagen de los candidatos independientemente del partido que los postula. No obstante, hay que reconocer que en Veracruz el partido con menos prestigio en estos momentos es el PRI. Lo anterior luego del nefasto, por decir lo menos, papel de Javier Duarte de Ochoa como gobernador del estado. Comento lo anterior porque frente a los negativos más que justificados que tiene el Revolucionario Institucional su candidato, José Yunes Zorrilla, es una opción que la población debiera valorar en su justa dimensión. Si bien a Veracruz le llevará muchos años revertir los abusos cometidos por Duarte y su pandilla de rufianes, algunos de ellos en prisión y otros más gozando de lo mal habido por los acuerdos bajo el agua con las autoridades estatales, lo cierto es que el aspirante priista no puede ni debe cargar con culpas ajenas.
Veracruz sería otro si en lugar del paquidérmico ex gobernador hoy en prisión, las cúpulas del partido hubieran optado en 2010 por el perfil de Yunes Zorrilla. Hombre serio y conciliador a quien difícilmente le encontrarán alguna mácula, salvo la de militar en un partido como el tricolor. Sin embargo, es justo reconocer que se trata de una persona con una reconocida trayectoria legislativa a quien se debe la gestión de cientos de millones de pesos en beneficio del estado desde su posición como presidente de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, cargo al que solicitó licencia para buscar la gubernatura. Es claro que de todos los candidatos, es el que tiene el mayor reto: convencer a la sociedad de que su candidatura representa una opción real para revertir el daño ocasionado por la administración anterior.
Conviene tener presente –y allí están las hemerotecas como prueba- que José Yunes Zorrilla públicamente cuestionó muchas de las acciones llevadas a cabo por el gobierno duartista, lo que le valió el rechazo y la animadversión de los cercanos a Duarte. De hecho, el actual candidato del PRI fue el primero en denunciar que la administración estatal presentaba un déficit mensual de cientos de millones de pesos por concepto de servicios personales y gasto corriente, y alertó en su momento de la difícil situación que atravesaba el estado por la falta de reactivación económica. Habría que señalar que el margen de maniobra de José Yunes para contrarrestar los excesos del duartismo era limitado, ya que todo aquel que disentía de la vomitiva administración anterior era sometido a una feroz persecución política y al linchamiento público.
El primero de julio los veracruzanos tendrán oportunidad de decidir con su voto cuál de las cuatro opciones merece gobernar el estado. José Yunes representa una posibilidad de hacer las cosas de manera correcta. Sin embargo, injustamente pesa sobre sus espaldas el descrédito del PRI. Creo, en lo personal, que este no era su tiempo ni su momento pero las circunstancias lo ubicaron como candidato de dicho partido en esta elección histórica. Se reconoce el esfuerzo que realiza para diferenciarse de los políticos y servidores públicos que llevaron a Veracruz a la ruina en los últimos años. Se le desea éxito porque es un hombre capaz y honesto, de trato amable y ajeno a los excesos. Corresponde a los veracruzanos brindarle o no su confianza.
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