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POBRE PATRIA MÍA

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POBRE PATRIA MÍA

Pobre patria mía es una novela histórica de Pedro Ángel Palou que nos acerca el exilio del viejo dictador Porfirio Díaz Mori. De san Lázaro salió en ferrocarril acompañado de su familia hacia el puerto de Veracruz; su escolta de lujo, el coronel Joaquín Chicharro y Victoriano Huerta, fieles hasta el final.

El 31 de mayo de 1911 en Veracruz le rinden honores militares, entonan el himno nacional, disparan 21 cañonazos que le recuerdan sus glorias en el campo de batalla, lo despedían como al héroe de guerra que fue, lágrimas, flores y aplausos bañaban el entorno. El Ypiranga, barco de procedencia alemana zarpaba hacia el mar abierto, don Porfirio miraba las suaves olas que bañaban las playas veracruzanas, la brisa se confundía con la humedad de sus ojos, bajo un cielo melancólico el faro sin luz frente a él, fueron las últimas imágenes que contemplo de su patria, jamás la volvería a ver. Ahora era un hombre sin tierra condenado al exilio, Paris lo esperaba. Su nueva casa sería Francia, lo acogía con cierto orgullo, la misma que el caudillo derrotó en las batallas de Puebla, ya todo estaba olvidado.

Hasta el viejo mundo lo iban a visitar aquellos que deseaban un sabio consejo del general, como si tuviera la varita mágica para transformarlos en él mismo, para gobernar de esa manera se requiere de un corazón como el que latía en el pecho de don Porfirio.

El 20 de julio frente a la tumba de Napoleón, el general Niox reconociendo el elevado valor de Díaz le pone la espada en sus manos, don Porfirio le dice que no se siente digno de ella y Niox le contesta que jamás había estado en mejores manos.

Fue invitado por los alemanes para presenciar algunas escaramuzas en preparación para la primera guerra mundial, todos los europeos le mostraban reconocimiento y respeto a su trayectoria y a su grandeza. Ahora que tenía un poco de paz visitó Roma, Egipto, Santander y otros países, valía la pena conocer un poco más del mundo del que formaba parte.

Cuatro años después de que salió de México, la muerte lo sorprendió en un país ajeno a su historia, fue una luminosa tarde de ese dos de julio del año 1915, el sol todavía brillaba en las calles de Paris, pero la oscuridad ya abrazaba a don Porfirio, a la tumba se llevaba esas brumosas imágenes de Petrona, su madre, del mesón de la Soledad, bellos pasajes de su infancia. Fue sepultado en el panteón Montparnasse al lado de hombres ilustres, la eternidad de una noche sin fin parecía ser la dictadura de la que nunca se liberaría.

Pedro Ángel Palou es un escritor contemporáneo nacido en la ciudad de Puebla, ha inspirado más de una cuarentena de libros entre los que me inclino por sus novelas históricas: Cuauhtémoc, Zapata, Morelos, No me dejen morir así –testimonios de Pancho Villa– El Impostor –la vida de san Pablo– y Pobre patria mía.

Lector, abre las páginas de esta última novela y por ti mismo descubre la fuerza espiritual que sirvió para forjar los caminos de la paz y el progreso de una nación. Muchos dicen que Porfirio Díaz Mori es el mejor presidente de toda la historia de México, no lo puedo asegurar, pero sí estoy de acuerdo en se erigió como un verdadero hombre de mármol por la finura de inspirar un proyecto de nación. 

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx