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Sin reloj

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EDITORIAL

 

Por Marypaz Monzón y Héctor Larios

La cuarentena se prolonga más de lo esperado, los pronósticos de las autoridades de salud, son tantas las ruedas de prensa que terminan por desinformar al público, polemizan sobre el uso o no del cubrebocas, se especula sobre el origen del virus, la cantidad de camas disponibles en hospitales,  la cobertura de insumos médicos y tantas cosas más, que muchas veces terminamos por no ver el internet, apagar la tv o la radio y qué decir de lo que sucede en las redes sociales que multiplican la ansiedad.

Son tiempos modernos, donde el tiempo pasa a otra dimensión, enclaustrados se rompe el reloj biológico y nuestras rutinas de alimentación, descanso y trabajo se modifican para avisarnos que algo sucede, más allá de la contingencia. Mientras la panza crece, la cartera adelgaza. La cuarentena ya no es cuarentena, el tiempo ya no se mide en horas ni días.

Posiblemente es el presagio de lo que vendrá, la revolución digital nos permite que se tomen clases en línea, la casa se convierta en oficina y las relaciones personales se fortalezcan cuando se tienen bases sólidas y se desmoronen como está sucediendo. La violencia no son nueve letras, es un fenómeno que se extiende sin fronteras no respeta espacios, ni tiempo, según publican los reportes de denuncias por violencia doméstica bajo la máscara del desempleo. El hogar dulce hogar, quedó en el olvido.

El Día del Niño, se opacó no así las sonrisas de los infantes, su alegría sin tiempo nos sigue prometiendo esperanza a pesar de la desesperanza del Covid-19 y los políticos en turno.

El Día del Trabajo se conmemora con altos índices de desempleo que aumentaron por los despidos de la emergencia para salvaguardar las finanzas de los empresarios mientras, los pequeños comercios y negocios bajaron la cortina y se truenan los dedos para pagar salarios y sobrevivir a la crisis. No hubo desfiles donde los gremios pilares del corporativismo salen a marchar para hacer acto de presencia ante el gobernante de ocasión. También eso desestabilizó el diminuto virus que hoy se especula fue elaborado desde laboratorio como insiste la versión de Trump acusando a los Chinos, mientras científicos del mundo desmienten tal perversidad.

Reportes indican que la próxima semana en México se alcanzarán los picos más altos de coronavirus. Debemos estar preparados siguiendo las indicaciones de autoridades sanitarias, es momento de mostrar unidad. Todavía vemos en las calles personas que no respetan la sana distancia entre otras disposiciones.

Como siempre son los sectores marginados quienes corren más riesgos no sólo por la falta de condiciones de higiene, es decir, agua en sus casas, hablar de cubrebocas ya son cosas mayores cuando se vive al día y tiene que salir a buscar el sustento de sus familias. Los programas asistenciales no resuelven de ninguna manera las necesidades básicas del bienestar. La incertidumbre es un estilo de vida a la que se enfrentan con valor y entusiasmo a pesar de todo. Hombres y mujeres que en pleno siglo XXI en nuestro país y cuentan con derechos sociales en el papel pero que están desafiliados en el sector salud y muchos otros más. A esto se le denomina desigualdad social.

Aspirar a una verdadera democracia es cumplir y hacer valer sus derechos y libertades, no con programas que regalan dinero, sino fortaleciendo y perfeccionando los mecanismos institucionales que garanticen los servicios que ofrecen bienestar a todos y todas. No debe ser una petición, es simplemente un repaso teórico y jurídico que exige repensar nuestra sociedad. ¿Cuánta desigualdad y pobreza puede seguir aguantando nuestro México? Es pregunta sin cubrebocas.

En Coatepec, la vida sigue, por inercia nos movemos para resolver el día a día. Bancos, comercios, trámites de gobierno continúan, muchos más desde casa trabajamos, no se nota, se siente. Nuestros representantes en el congreso siguen sin aparecer guardan la sana distancia en momentos de crisis cuando más se necesita para construir políticas de estado que impidan la centralización del poder. No sabemos, aunque nos imaginamos si votarían a favor o en contra de las propuestas del ejecutivo para redefinir el presupuesto de egresos en emergencias.

Dónde está la voluntad popular. Tendrán sensibilidad para tomar en cuenta el electorado que los llevó a la curul por el fenómeno AMLO o simplemente legitimarán el autoritarismo que se asoma… Con sana distancia nos despedimos. Por hoy hasta aquí 

 

 

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