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Templos cerrados

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Por Rafael Rojas Colorado

El presente año ante la amenaza de la Pandemia del coronavirus, los templos fueron cerrados, pero gracias a los enlaces que ofrece la modernidad, fue posible estar presente en las celebraciones que rememoran la pasión, muerte y resurrección de Cristo Jesús. 

El domingo cinco de abril, desde la parroquia de san Jerónimo, el Decanato de Coatepec ofició solemne misa e impartió la bendición de palmas, fue una evocación de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, esta ceremonia se celebró a las diez de la mañana.

            La ceremonia de la última cena la oficiaron los sacerdotes que conforman el Decanato de Coatepec. –La misa rememora el momento en el que Jesús instituyó la eucaristía ante sus apóstoles–. La celebración fue a puerta cerrada desde del templo de san Jerónimo y trasmitida por redes sociales, la presidió el Presbítero Luis Escobar –párroco de Nuestra Señora de los Dolores–, todos vestían alba y casulla blanca, la homilía, el evangelio, la consagración y los cantos parecían melancólicos, pero muy emotivos, irradiaban la fraternidad, la fuerza del amor y la esperanza. Las familias en casa, pero participando de la santa misa, experimentando una emoción indecible, y sentimos a Cristo más cerca que nunca. La Pandemia parecía distanciarnos, pero a través de la fe nos unimos con mucha más fuerza y solidaridad, una experiencia inolvidable que perdurará por siempre en nuestro corazón.

 

            EL viernes santo a las once de la mañana (10 de abril) en la pantalla de celulares y computadoras emergió la presencia y el carisma del padre Manuel Jiménez García, sentado en un sillón a un lado de la parte baja del altar de la parroquia El Calvario, reflexionó las estaciones del viacrucis, sus mensajes fueron plenos de riqueza espiritual, –la pasión de Cristo rumbo a monte Calvario– participaron con el los sacerdotes Erick Aguilar García y Galdino Pérez Jiménez, los tres portaban estola roja. La cruz colocada en el centro del altar nos reiteraba el sustancial hecho. Fueron momentos de acercar aquellas imágenes de Jesús en su más humillante sufrimiento, pero a la vez la enseñanza del verdadero valor del sacrificio y del amor, fueron momento para meditar acerca de nuestra conducta cotidiana, que tan alejados vivimos del evangelio que él maestro nos legó para transitar por la senda del bien.

            Cirrosas nubes oscurecieron la tarde, al poco tiempo abrieron su vientre para desahogar el agua, los vientos desataron su fuerza ciclónica, el torrencial aguacero escupía granizo, las calles se volvieron ríos, la naturaleza también requería purificar el seno de su atmósfera, este fenómeno natural irrumpió la señal de las redes sociales y fue imposible conectarse a los celulares para vivenciar las siete palabras, la adoración de la cruz y el pésame a María por la pérdida de su hijo sacrificado en la cruz, no obstante, desde nuestro corazón estuvimos presentes en esos actos sustanciales de nuestra religión.

            Desde la parroquia de san Jerónimo, los sacerdotes que conforman el Decanato Coatepec, celebraron la vigilia pascual –sábado de gloria–. Vía Facebook fue trasmitida esta importante ceremonia en la que atestiguamos el ritual y significado del cirio, fue emotivo escuchar el pregón pascual, las lecturas y salmos, pero el momento más sublime es en el que Cristo emerge victorioso de las tinieblas venciendo a la muerte, la bendición del agua y el fuego, indudablemente, fortaleció la fe en el pueblo de Dios. Bendiciones para todos nuestros sacerdotes que nos alimentaron el espíritu con sus celebraciones de la semana mayor, que jamás se aparten del camino que Dios les trazó. Nuestra eterna gratitud. rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

             

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