Especial

Una Vía Alterna para hacer Política

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Por Armando Antonio Rangel González

A lo largo de la historia, una de las actividades más cuestionadas de nuestra vida cotidiana, es la forma de hacer política; se trata de una actividad que exige una constante transformación de forma y fondo. En nuestros días, la política ha estado marcada por excesos, los cuales se han traducido en actos de corrupción y tráfico de influencias, pero, además, por presupuestos elevados que, para muchos, se trata de millones de pesos que en nada contribuyen a la vida productiva del país.

Actualmente, nuestro sistema político-electoral, es de los más prestigiados en el mundo, específicamente por su grado de organización, transparencia, equidad y democracia en el proceso; sin embargo, también es cierto que es uno de los más caros en el mundo, no solo por el hecho del presupuesto destinado a los partidos políticos, sino por el costo que representa mantener nuestro régimen de Estado (Poderes Ejecutivo, Judicial y Legislativo).

Resulta importante escuchar las voces que exigen la necesidad de generar otros mecanismos político-electorales más transparentes y equitativos, pero, ante todo, más austeros. El objetivo del presente artículo es exponer una serie de ideas, sugerencias y/o propuestas encaminadas a eficientar nuestro sistema político, como una vía alterna de hacer política y que ello represente un ahorro a los presupuestos públicos, sin menguar la transparencia, la equidad y la democracia; ello implica una gran transformación al interior del Instituto Nacional Electoral (INE).

La propuesta consiste en modificar la distribución de los recursos públicos destinados a los partidos políticos y los ejercidos para la organización de las elecciones; de forma específica se propone:

  • Reducir al mínimo el presupuesto público destinado a los partidos políticos, dejando solo el pago de una estructura promocional que recibirá presupuesto en año electoral (personas para actos de propaganda debidamente registradas);
  • El mantenimiento operativo de los partidos políticos debe ser financiado por recursos privados, vía aportaciones de militantes, simpatizantes y particulares (debidamente fiscalizados);
  • Otorgar el financiamiento público directo a las y los candidatos en cada proceso, recursos que deberán ser equitativos, es decir, por igual a cada uno para sus actos de promoción del voto y organización de su elección;
  • Fortalecer las atribuciones del INE en materia de fiscalización, actualmente cuenta con los controles más eficaces en el mundo, pero ante la nueva vía alterna de concebir y operar la política, es necesario endurecer esos controles para evitar la utilización de dinero ilícito;
  • Los presupuestos para divulgación y promoción deben darse de forma directa a las y los candidatos y no a los partidos políticos, con el fin de que los tiempos oficiales sean equitativos por igual, únicamente para las y los participantes en el proceso;

Estas son solo algunas de las ideas concebidas dentro de la vía alterna para hacer política en México, encaminadas a fortalecer nuestro sistema político, haciendo menos oneroso el gasto destinado a organizar las elecciones, sin afectar la transparencia y la democracia.

México cuenta con instituciones fuertes y sólidas, pero nos hace falta y tenemos el compromiso de rescatar los valores morales para forjar mujeres y hombres rectos y derechos, que utilicen eficaz y eficientemente esas instituciones para el bienestar colectivo; es decir, generar mujeres y hombres de bien, que siempre decidan “hacer lo correcto”.

 

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