Ars Scribendi

Atleta

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Rafael Rojas Colorado

rafaelrojascolorado@yahoo.com.mx

 

 

PARA JANET LIBREROS HERNÁNDEZ

El de Zamora es un barrio nostálgico, siempre deseoso de contar esas bellas historias que van acaeciendo a lo largo de su existencia. La lejana calle empedrada bordada con sus casas de teja y canales quedaron tras la neblina de los gratos recuerdos. El provinciano tapiz artesanal fue suplido por pavimento, sobre el que se deslizan centenares de motores vehiculares que diariamente circulan en ambas direcciones. Gradualmente el tiempo va cambiando todo. La presencia de la gente que sobre esta calle caminaba presurosa al campo se ha esfumado para dar paso a los vecinos actuales, quienes cotidianamente luchan por satisfacer sus prontas necesidades.

En la bruma de este ex pintoresco barrio emerge espontánea una joven de nuevo arraigo; sus dotes atléticas llaman la atención de los madrugadores. Su pista de entrenamiento es la quinta de Zamora y las calles aledañas; de siete a ocho de la mañana, diariamente se le ve desplazarse a paso veloz con la alegría reflejada en su rostro. Su presencia emite emotividad, sensaciones y el infinito deseo de la superación personal, e inspira a quienes la ven el ánimo de trotar. Tal vez estos veloces pasos nos conduzcan hacia un mejor horizonte.

Cada mañana su singular silueta dibuja en el espacio estéticos movimientos que armonizan el esfuerzo, la respiración y el ritmo de sus pasos develando su natural estilo de correr. Ningún clima es obstáculo que doblegue su voluntad; su determinación le eleva el carácter y aflora plenamente el entusiasmo y la felicidad. Los primeros rayos del sol la sorprenden a lo largo de la calle. A veces el frío o la blancura de la niebla envuelve su figura tornándola difusa, e incluso la lluvia resbala por la textura de su piel hasta mojarla por completo. Ninguna de estas incomodidades es capaz de detener sus firmes pasos que deben completar el kilometraje signado en su programa de entrenamiento de ese maravilloso día.

La joven atleta con su acción deportiva ejemplifica el hermoso amor a la vida, el descubrir en la alborada de cada nuevo amanecer el aliciente para conquistar los más infundidos anhelos que el ser humano desnuda desde sus adentros.

La presencia deportiva de la joven atleta ilumina el paisaje matutino de la quinta calle de Zamora invitando a sonreír a la vida. Sin duda es una hermosa manera de contribuir deportivamente a la edificación de una sociedad sana y más espiritual.

En el presente, el barrio de la quinta de Zamora es tan sólo un bello paisaje que continúa su inevitable curso hacia el futuro.

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