La Otra VersiónPLUMAS DE COATEPEC

El año de 1951

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El año de 1951

Por René Sánchez García

El día primero del mes de enero del año de 1951 fue lunes, primer día laborable de esa semana inicial. Con el correr del primer minuto, comenzaba formalmente la segunda mitad de ese inolvidable Siglo XX. Había quedado atrás el horror causado por los estallamientos de la primera y segunda guerras mundiales en Europa. En México se recordaba el dolor vivido por la dictadura porfirista y la revolución armada del año de 1910. El mundo estaba lleno de miedo por la conocida “Guerra Fría” que se mantenía entre las potencias capitalistas europeas (incluido EU) la Rusia socialista y sus pocos aliados. Aparte de ese miedo generalizado, el mundo vivía una crisis económica severa como nunca se había tenido. Se entrelazaron modernidad y pobreza.

Por otro lado, en México y en el mundo se iniciaba una etapa de desarrollo científico, de avances tecnológicos y de alianzas comerciales en beneficio de las grandes potencias, alrededor de una pobreza extrema de los países llamados subdesarrollados que eran sometidos como mano de obra barata. Para el caso de algunas naciones extranjeras, se sucedían los famosos golpes de estado por parte de los ejércitos locales, y en otros casos continuaba el colonialismo dominador por parte de los antiguos imperios como España, Francia, Inglaterra, Portugal, etc. Si bien se avanzó arduamente en la lucha contra las enfermedades, no se pudo controlar el hambre, la marginación y la pobreza mundiales.

En nuestro país, todo lo logrado en el periodo gubernamental socialista encabezado por Don Lázaro Cárdenas del Río, ahora en 1951 bajo el mandato del presidente Miguel Alemán Valdés, se reformaba totalmente. Se daba cabida a manos anchas al sector capitalista privado, local y extranjero para invertir y comerciar libremente. Por otro lado, se les reprimía fuertemente a profesores, médicos, artistas, obreros, campesinos y trabajadores mexicanos, toda vez que representaban un peligro para la clase empresarial. Igual, se le devolvió el poder la iglesia católica mexicana que había sido limitada en sus intereses durante ese período socialista antes señalado. En fin, unos cuantos tenían toda la riqueza y las mayorías de los pobladores indígenas, campesinas y obreras sobrevivían en la pobreza, insalubridad y falta de oportunidades educativas.

Veracruz y Coatepec eran el reflejo de todo lo anterior. Como bien lo expresó alguna vez Don Rafael Arriola Molina, nuestra entidad abastecía al mundo y al país de grandes recursos petroleros, agrícolas, artesanales, turísticos y de servicios, y la federación simple y sencillamente no le devolvía nada a Veracruz de esas ganancias y de esos impuestos cobrados a toda actividad. Cientos de rancherías, colonias, ciudades de Veracruz no contaban con agua, energía eléctrica, servicios de salud, pavimentación, drenajes y escuelas primarias para los niños y niñas. Coatepec fue un ejemplo vivo de todo esto. Esto lo quise recordar, ahora precisamente que el próximo 6 de abril llegaré a mis primeras siete décadas de existencia. El último día de ese mismo año fue también lunes.