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ESCRIBIR

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ESCRIBIR

Por Rafael Rojas Colorado

Cuando Margarita Duras toma la decisión de dedicarse a la escritura. Compra una casa de cuatrocientos metros cuadrados en Neauphle, Francia. Ese lugar será su espacio, su confidente, su soledad, la misma que necesita para que nadie perturbe su creación literaria. Sabe el precio de lo que exige escribir, no es como se dice con cierta simplicidad: placer e inspiración. El dolor está presente, el trabajo y a menudo la desesperación al negarse la concepción de una idea que sirva de punto de partida en el desarrollo de una historia.

“Escribir”, así se titula uno de sus libros en el que da rienda suelta a sus emociones, revelándose contra sí misma y contra la propia escritura. Se contradice, pero también enaltece el hábito de desahogar sus inquietudes en las hojas de papel. Se pregunta el por qué debe de escribir, busca en sus adentros respuestas que no encuentra y maldice todo lo que existe. Mientras se avanza en la lectura se percibe cierta angustia y desesperación, pero también bellas ideas vertidas en letras que van dando forma a sus historias literarias.

En las páginas de “Escribir” se percibe la soledad del escritor, pero que es tan necesaria para que logré hilar sus ideas. Aquí no tiene con quien conversar más que con ella misma y con sus personajes de ficción, es la única forma más ideal de descubrir las respuestas que busca. Ese es el precio de la escritura y Margarita lo pagó con devoción; pues sabía muy bien que esa casa no era de descanso, sino una luz que le permitía ver con más claridad lo que inspiraba en su ser. Se trataba de tinta y embarrarla en el papel como si de un ritual se tratara, en el que incluso el whisky también le era necesario.

Esta casa se convirtió a pesar de su soledad, en una fuente que parecía jamás se agotaría. En esta casa ubicada en Neauphle es la cuna donde nacieron muchos de sus libros. Así lo confirma la escritora, algunas veces con cierta angustia y otras en plena paz espiritual. No puede comunicarse porque nadie la acompañaba en esa soledad, tal vez algún amante en turno, pero que no se atrevía a perturbarla mientras ella trabajaba.

Margarita Duras, incansablemente, investigo quienes habían vivido en esa casa, granjeros entre otros, pero no encontró a ningún escritor, ella era la primera escritora que habitaba la mansión.

Margarita Duras nació en Indonesia en el año de 1914, pero la mayor parte de su vida vivió en Francia, falleció en 1996.

Le recomiendo leer el libro “Escribir” de Margarita Duras, descubrirá su naturaleza de escritora y disfrutará esta amena escritura de ritmo, imágenes y emociones. “Un libro lo conduce a la sabiduría”.