Pedro Peñaloza

PEÑA: la crisis barnizada

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(segunda y última parte)

Pedro Peñaloza

 

“La violencia es una animal incontrolable, que suele atacar a su propio amo”.

Renny Yogasesky

 

1. La reproducción del modelo punitivo y los fuegos de artificio. El licenciado Peña Nieto y sus asesores han creído que el uso de instrumentos mercadológicos, entre ellos, la omisión presidencial de hablar públicamente del tema de la inseguridad y las violencias, era el camino para distanciarse del calderonato. Buen intento, pero anémicos resultados. Los números son contundentes e irrefutables. El camuflaje preferido de Peña ha sido un endeble Programa Nacional de Prevención del Delito y la Violencia. Veamos ejemplos: de acuerdo con el proyecto de presupuesto de la Secretaría de Gobernación, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) ejercerá 7 mil 616 millones de pesos, de los cuales 4 mil 687 corresponden a gastos de inversión para adquirir equipos de comunicación especializada, recolección de información de campo e informática, así como redes, comunicaciones, cómputo personal, multimedia y energía ininterrumpible; en contraste, la subsecretaría de prevención del delito, recibirá un poco más, de 2 mil 500 millones de pesos. ¿Está clara la prioridad del peñismo?

2. Prevención o punición. La visión policiaca es la dominante. Veamos: La trampa continúa. Se dice que para apoyar «transversalmente» las acciones de prevención social, algunas secretarías aportan una bolsa total de 18 mil millones de pesos. Otra vez, arena en los ojos. En el presupuesto para el 2015, Gobernación separa los recursos de la policía federal de los de la gendarmería, por lo que solicita 20 mil millones de pesos para «los operativos de prevención y disuasión de delitos» a cargo de la primera, mientras que para la división de la Gendarmería, que entró en funciones el mes pasado, se buscan destinar 5 mil millones de pesos. En suma, un poco más de 25 mil millones para acciones estrictamente policiacas y 20 mil millones «nominales» para prevención. Por supuesto, sin sumar el presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional, a quien incluso le aumentaron 3 mil 800 millones de pesos; asimismo, el incremento a la Secretaría de Marina, de mil 500 millones de pesos. En conclusión, la cortina de humo levantada por el joven imberbe y sus voceros oficiales y oficiosos se disuelve con los fríos números del presupuesto. ¿Hay alguna duda de la esencia de las políticas públicas del inquilino de Los Pinos?

3. Ni política preventiva, ni política social. El contenido neoliberal de las políticas del Gobierno priista no se puede exorcizar con discursos y medidas cosméticas. El proyecto de presupuesto que se envió a la Cámara de Diputados deslava las poses demagógicas. A la SEP se propone darle un incremento de solo ¡1%!; El IMSS recibirá casi el mismo presupuesto que el 2014; y el ISSSTE tendrá un incremento del ¡0.9%!; el presumido y multicitado programa «Prospera» tiene un incremento de «un poco más del 1%»; es más, hasta el sello «ecologista» se fue a la alcantarilla, ya que al presupuesto de la Secretaría del Medio Ambiente, le disminuyen 1 mil 300 millones de pesos; y como un hecho incoherente frente a la postura de «priorizar la investigación», se propone disminuirle 621 millones de pesos a la PGR.

Epílogo. Sin crecimiento económico, con alto rezago social, brutal concentración del ingreso y políticas represivas y reactivas, el licenciado Peña Nieto pretende vender la idea de que las llamadas reformas estructurales cambiarán al país. ¿Alguien cree en éste montaje?

pedropenaloza@yahoo.com / Twitter: @pedro_penaloz

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