Crónica Coatepecana

Los fotógrafos y sus obras en el devenir histórico de Coatepec: José María Tapia (J. M. Tapia)

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Por Dr. Jesús J. Bonilla Palmeros

jesus_bonilla1@hotmail.com

 

(Novena parte)

A diferencia de los datos integrados en las postales que empezó a comercializar don José María Tapia en la primera década del siglo XX, los retratos que realizó en el mismo periodo, presentaban al reverso una marca en color azul verdoso con los siguientes datos “TALLER FOTOGRÁFICO. JOSÉ MARÍA TAPIA. COATEPEC – VER – MEX.” Sello que también incluía una imagen relacionada con el arte fotográfico.

Un rasgo distintivo de algunas de las fotografías realizadas por Tapia, es un tratamiento que para aquel entonces debió de ser novedoso, mismo que consistía en la estructuración de los retratos dentro de la silueta de una hoja de parra. Dicha forma debió de fundamentarse en una analogía simbólica entre los personajes retratados y el referente de vida o crecimiento otorgado al elemento fitomorfo en su mínima expresión, en sí una hoja como probable referente del árbol genealógico.

En otros ejemplares de la primera década del siglo XX, Tapia sigue el derrotero de otros fotógrafos, al mantener algunas de las tendencias que caracterizaron el registro fotográfico en las últimas décadas del siglo XIX. En lo referente a las retratos de los estereotipos populares, tal y como podemos observar en una fotografía en la que aparece un personaje de pie con la clásica vestimenta del charro de principios del siglo XX, cuya expresión casi hierática junto con la posición de las piernas y el puro en la mano izquierda, se conjugan para acentuar la masculinidad del personaje. La foto en cuestión presenta al reverso un sello rectangular con la leyenda “JOSÉ MARÍA TAPIA. FOTOGRAFO Composiciones al platino y Curiosidades Fotográficas. 26 de Mayo 1907. 2ª del 5 de Mayo N°.3. COATEPEC-E. DE VERACRUZ.”

Casi desde su establecimiento en la ciudad de Coatepec, Tapia ofreció el servicio de registro fotográfico fuera del estudio, en particular los retratos grupales con motivo de excursiones a la campiña coatepecana, paseos al puerto de Veracruz y sobre todo los eventos festivos, en el que los asistentes solicitaban fotografías con poses del grupo en espacios emblemáticos: ya sea en la estación del ferrocarril, los plantíos de café, en las huertas sembradas de naranjos, los puentes, o edificios, entre otros espacios.

En otras fotografías que han llegado hasta nuestros días, podemos deducir el interés de Tapia por dejar constancia de los eventos que a su juicio consideró relevantes en aquel entonces y perpetuó a través de las postales que comercializó, entre ellas podemos identificar desde la siembra de arbolitos en el parque público, el recorrido de carros bellamente decorados con motivo de las fiestas patrias en los años 1908, 1909 y 1910, hasta aquellas manifestaciones del movimiento revolucionario a nivel regional.

Las actividades religiosas tampoco escaparon a la lente de Tapia y podemos admirar a través de sus fotografías; los suntuosos adornos de los altares en las iglesias con motivo de las festividades a las entidades Marianas y Cristológicas, al igual que la construcción del monumento al Sagrado Corazón de Jesús (Cristo Rey) en lo alto del Cerro de las Culebras.

Otro aspecto que abordó Tapia en sus impresiones lo fue la producción agrícola y apícola, con sus extraordinarias fotos de los cultivos de naranja en la Hacienda de la Orduña, imágenes que no pocas veces sirvieron de fondo para la impresión con letras doradas de las invitaciones con motivo del bautizo de recién nacidos.

Como podemos observar en los registros fotográficos de José María Tapia, trató de abordar todos aquellos temas que consideró interesantes en su momento, tanto para la población local como para ser promocionados entre los visitantes. Imágenes que incluyen los espacios emblemáticos de la campiña regional, las actividades cotidianas y festivas, así como aquellos eventos que trastocaban la vida rutinaria de aquel entonces. Gracias a su agudeza para registrar diversos aspectos socioculturales e históricos, hoy podemos acercarnos al devenir de la sociedad coatepecana en las primeras dos décadas del siglo XX.

Continuará…

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